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11 de febrero de 2012

                                                                                                                         
Sus manos acarician su espalda, su mirada se clava tras la luz del sol y sus pestañas se mueven al son de la única melodía que sigue viva en su cabeza. Sus ideas se remontan a un solo acto, sus manos frías y blanquecinas hacen ver su clara alma, y su voz inquietante produce pensar algo más que un solo pensamiento.
Su cabello largo y de un color que resalta, sus uñas con un estupendo color que le hace juego con el pelo.
Veo la necesidad de describirla, de decir que algo imaginado por mi, puede llegar a una realidad tan absurda que hasta me pueda plantear dejarla de lado.
Un piano suena, cuando al mismo tiempo una ventana se abre con la necesidad de decir que fuera hace frío, que hace una niebla sospechable de los accidente provocados por tal clima, asustando fríamente a esa muchacha, a la que anteriormente he descrito como una fantástica y atractiva chica del lugar.
Hoy se va de copas, su cabeza tiene remordimientos de lo sucedido en la noche anterior, todo no fue como esperaba ella, pero supone que esta noche todo podría cambiar. Puede que reconozca al mismo chico que le socorrió cuando ella sentía angustia y repetía una y otra vez tal palabrota que al recordarlo sus oídos pitaron hasta dejar de escucharlo.
Intenta entrar en una discoteca de élite, de donde los famosos ya residen allí, en hollywood las cosas se hacen por lo alto y ella quería pasar una noche diferente, queria probar. Probó la entrada a ese local unas cuantas veces pero fueron nulas, harta de intentar algo que no podia lograr, se dirigió o acabó en un antro donde la música Country no podia dejar de sonar, ella aturdida se resbaló y al instante de que su tacón tuviese el primer giro de la noche una mano apareció en un arrebato de locura dejando a chica en balanceo por unos segundos hasta que se puso firme. Sus ojos rasgados y muy pintados hicieron ver al chico ,que no era una simple joven sino algo ideal y perfecta. Sus alumbrantes curvas y su perfecta cintura se movieron entonces al son de la música.
Su largo cabello ahora se resumía en cuatro rizos mal formados, su sorprendente talante describió el momento, sus guantes de terciopelo tenían como función calentar esas pequeñas manos sensibles. Todo se quedó en eso, en una simple mano del cual le salvó de una catástrofe en sus perfectas piernas.
Ella volvió a donde residía, a esa casita donde las ventanas podían avisar de lo que fuera ocurría, se colocó su largo abrigo y se dirigió formando eses a su recinto hospitalario.
                                                                                                                                     

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